miércoles, 11 de julio de 2007

Tortuguero, 16 de Junio.




Después de una breve estancia en San José, nos dirigimos hacia Tortuguero, en la parte Norte del Caribe Costarricense. Nunca me imaginé que lo que iríamos viendo en el bote fuera tan impresionante. Una cosa es verlo en la tele y otra muy distinta el estar allí. Habíamos pasado la primera noche en San José, y creo que no nos perdimos gran cosa al no visitarla esa misma tarde. Es posible que muchos de los que hicisteis el viaje con nosotros opinéis lo mismo, pues es una ciudad, la verdad, fea. Solo tuvimos la oportunidad, todo hay que decirlo, de verla desde el autobús que nos llevaba hacia Tortuguero, mientras recogía al resto de viajeros. No se si estaréis de acuerdo conmigo, pero a mi el viaje a través del parque Braulio Carrillo me animaba cada vez mas a disfrutar de la naturaleza que tan cerca estaba dispuesto a ver. Quiero decir que los paisajes no defraudaban, parecía que estábamos viendo uno de esos programas de la 2. Al fin llegamos al embarcadero, no sin empezar a darnos cuenta de como eran las carreteras en Costa Rica, pero en fin, el que mas y el que menos ya lo sabía antes de venir. En el bote, pocos comentarios. Me iba fijando de reojo en la gente, y todos lo mismo, mas bien encantados de estar allí. Llegada al hotel, y las mismas caras de satisfacción y "encantamiento" por estar en medio de la selva. Mas tarde nos iríamos acostumbrando a ella y a los mosquitos que a algunos nos "abrasaban" con sus picotazos. Primera noche y empezamos a integrarnos y ha hacer buenos amigos y a disfrutar del momento que ninguno quería perderse. Estábamos literalmente en medio de la selva. Si veis la zona con Google Earth veréis que el Hotel Pachira y los demás estaban en una lengua de tierra muy larga entre dos canales similar el de detrás al que teníamos a nuestra vista. Y que os pareció el pueblo de Tortuguero. a mi me pareció un pequeño paraíso sin coches y la gente aparentemente solo preocupados de no estresarse demasiado, del reciclaje, de las tortugas y cada vez en mayor medida del turista o viajero. Repito a mi una cosa que me gustó mucho fue la ausencia de coches y de cristales en las ventanas, para que si hacia un calor pegajoso pero que era parte del paisaje. Pronto entendimos que sin ese calor y esa humedad no hay paisaje, no hay trópico. De perogrullo pero es así.

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